Hola compañeros
Hoy mi reflexión va a ser un poco rara ya que, como sabréis, cada semana intento ampliar mi PLE, o más bien, reflexionar sobre las herramientas que utilizo y como ampliar sus usos. Sin embargo hoy, mi reflexión va a ir unida tanto a la práctica como a mis aprendizajes sobre las TIC.
Me gustaría comenzar a hablar sobre las fuentes, que son esos nombres de personas, instituciones, asociaciones y demás familia, que normalmente se encuentran debajo del título de aquellos documentos que nos descargamos de google, dialnet o de cualquier base de datos. Todos, y me incluyo por supuesto, cuando tenemos que realizar un trabajo sobre cualquier tema y nos piden que busquemos información complementaria, que más bien la utilizamos para rellenar nuestras bibliografías más que para sacar una idea concreta sobre el tema en cuestión, y me vuelvo a incluir, utilizamos lo primero que encontramos al introducir las palabras mágicas en los buscadores y que casan con nuestras ideas o con lo que creemos que trata el tema a trabajar.
Con la práctica de debate, me he dado cuenta que de nada sirve tener un millón y medio de datos apuntados en un papel con un montón de nombres más de autores y personajes que parecen ilustres, si en realidad, no conocemos su trabajo y no podemos defender las ideas en las que nos apoyamos para defender una postura o un trabajo. Por otro lado, debemos conocer en quien nos apoyamos para defender nuestras posturas o para aportar un dato. En los tiempos que corren es muy difícil distinguir la información válida de la que pretende manipular o simplemente quiere disfrazar la mentira con bonitas palabras. Es importante saber filtrar la información y, al mismo tiempo, saber rodearse de gente que pueda completar esa tarea de filtración de la información. Es muy importante saber quién es el emisor de un artículo, de una tesis o de un simple tweet.
Y ahora es donde empiezo a hablar sobre mi opinión de las Redes Sociales y su posible uso en educación. Como hemos dicho antes, estamos sobrexpuestos a la difusión de información. Diariamente, a cada segundo, nos llegan noticias vía teléfono móvil, redes sociales, carteles en la carretera, anuncios en la televisión, en la radio y en la pantalla de nuestro ordenador, espero no ser el único que entra en google buscando una receta de cocina sencilla para preparar una cena romántica y termina gastándose una parte del sueldo en cachibaches y artilujios de lo más diverso, porque ha ido pinchando en todos los anuncios que veía. La cuestión es, ¿hasta qué punto somos capaces de distinguir una información veraz de una información falsa? Si nos planteamos la pregunta y nos quedamos a cuadros, cambiemos el sujeto de la pregunta y hagámosla con nuestros adolescentes, ¿nuestros jóvenes están preparados para distinguir un mensaje verídico de uno que solo intenta manipular sus acciones, formas de pensar y formas de actuar? Siempre me he postulado como un firme opositor de las redes sociales como una herramienta educativa, sin embargo, tras un análisis del problema, y gracias a las ideas de P. Bourdieu, he ampliado mi punto de vista.
Como P. Bourdieu dijo, la opinión pública no existe, las respuestas sociales están manipuladas por medios de comunicación que no interactuan con el receptor, solo emiten una sobredosis diaria de información que el ciudadano de a pie concibe como real, verídica, contrastada por el periodista y el responsable de decidir que se publique, se emita o se radie. Sin embargo, está claro que cualquier emisor se ve influenciado por sus formas de pensar y, en su mayoría, responde a intereses políticos o económicos que nos inyectan una respuesta que repetimos, aún no habiendo oído una pregunta si quiera.
Las redes sociales permiten un canal horizontal de emisión y recepción de información. No es alguien a quien no se le puede rebatir lo publicado, es un igual que yo el que publica. Esto nos lleva a una comunicación que puede estar menos influenciada por intereses de grupos de poder, pero si manchada de ignorancia o creencia. Es por esto que, desde mi forma de pensar, la educación merece un nuevo planteamiento, un cambio radical en la forma de plantearse y concebirse. La educación del ciudadano del s.XXI no debe estar basada solamente en lo profesional, debe estar asentada en las bases de la libertad, la moralidad y la dignidad que, como expresa Bakunin, "
consisten precisamente en eso, en que se hace el bien no porque se le ordena sino porque lo concibe, lo quiere y lo ama”. Una persona que concibe una noticia cualquiera como verídica no es libre, es manejado por aquel que la emite que influye directamente en la personalidad de quien la lee. El uso de las redes sociales está vinculado directamente al criterio de las personas, son una gran herramienta de difusión de información y ofrecen unas posibilidades inmensas para que la participación ciudadana se lleve hasta su punto más álgido, pero debemos saber qué leemos y a quién leemos, si no, las manifestaciones de ansias de libertad como la "
Primavera Árabe", la cual fue movilizada a partir de las redes sociales, quedarán vacías de sentido y serán utilizadas por aquellos que manejen la información y, con ella, la posibilidad de manipular a quien la lee.
Os dejo dos textos para el que le interese:
-> "La opinión pública no existe" P. Bourdieu http://sociologiac.net/biblio/Bourdieu_OPE.pdf
-> "La Libertad" M. Bakunin http://www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/l141.pdf